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13-ene.-2025, lunes de la 1.ª semana del T. O.

Un nuevo amanecer al inicio de la semana en el que nos levantamos confiadamente, con mucha fe y optimismo. 

Un nuevo amanecer al inicio de la semana en el que nos levantamos confiadamente, con mucha fe y optimismo. 

Ahora salimos a vivir una nueva aventura para ir a donde quieras enviarnos y nos puedas orientar y acompañar. Nuestra seguridad está puesta en ti. Sabemos y tenemos la seguridad de que tú nos guiarás, nos orientarás y colocarás las palabras que quieres que dirijamos a nuestros hermanos y las obras y acciones que quieres que realicemos según tu voluntad. Permítenos, Señor, glorificarte en todo momento y darte gracias por este camino en el que comenzamos a sembrar semillas de esperanza de fe y de caridad para que al final de la semana tengamos una cosecha en la que tú mismo sientas la satisfacción de todo lo que hemos podido realizar. Al emprender nuestra jornada y verte pasar por el lago de la vida queremos escuchar la palabra que dijiste a Pedro para hacerlo discípulo tuyo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Hoy sea ocasión para dejar las redes de nuestra seguridad, del individualismo, de la indiferencia y seguirte alegremente dejando lo que nos estorba. 

Danos corazones abiertos a tu palabra y generosidad para compartirla con nuestros hermanos. Bendícenos, guárdanos y protégenos. Amén. 

Feliz y santo inicio de semana, que sea un lunes satisfactorio. 

PALABRAS DEL SANTO PADRE

En este texto del evangelista Marcos, hay que entender el tiempo como la duración de la historia de la salvación realizada por Dios; por tanto, el tiempo “cumplido” es aquel en el que esta acción salvífica llega a su culmen, a su plena actuación: es el momento histórico en el que Dios ha enviado al Hijo al mundo y su Reino se ha hecho más “cercano” que nunca. Se ha cumplido el tiempo de la salvación porque ha llegado Jesús. Sin embargo, la salvación no es automática; la salvación es un don de amor, y como tal, ofrecido a la libertad humana. Siempre, cuando se habla de amor, se habla de libertad. Un amor sin libertad no es amor. Puede ser interés, puede ser miedo, muchas cosas. Pero el amor siempre es libre. Y, siendo libre, requiere una respuesta libre: requiere nuestra conversión. Es decir, se trata de cambiar de mentalidad. Esta es la conversión: cambiar de mentalidad y cambiar de vida, no seguir más los modelos del mundo, sino el de Dios, que es Jesús, como hizo Jesús y como Él nos enseñó. Es un cambio decisivo de visión y de actitud. De hecho, el pecado —sobre todo el pecado de la mundanidad, que es como el aire, está por todas partes— trajo al mundo una mentalidad que tiende a la afirmación de uno mismo contra los demás, e incluso contra Dios. (…) A todo ello se opone el mensaje de Jesús, que nos invita a reconocernos necesitados de Dios y de su gracia; a mantener una actitud equilibrada frente a los bienes terrenos; a ser acogedores y humildes con todos; a conocernos y realizarnos a nosotros mismos mediante el encuentro y el servicio a los demás. Para cada uno de nosotros, el tiempo durante el que podemos acoger la redención es breve: es la duración de nuestra vida en este mundo. Es breve. (Ángelus, Biblioteca del Palacio Apostólico, 24 de enero de 2021)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.